Los dioses del vino
Los dioses del vino han venido prestando sus nombres a diferentes lugares o artículos. Así, es muy común ver vinerías, sacacorchos, páginas web, o revistas que se llaman Baco o Dioniso. Pero, ¿cómo nació el mito y por qué siempre se habla sólo de ellos?
Vale aclarar que antes de estos dioses hubo unas muy poco conocidas diosas que también tuvieron mucho que ver en esta historia.
Hijo de Zeus y Sémele, a su vez hija de Cadmo, rey de Tebas, Dioniso fue criado por las ninfas en las laderas del Monte Nisa, donde fue educado por las musas y por distintos dioses secundarios, entre ellos Sileno, un viejo borracho que al parecer fue su tutor.
Cuando se hizo grandecito descubrió la forma de elaborar vino con uvas, conocimiento que compartió sin reticencias en Ática, Frigia y Tracia, entre otros sitios. Pero según cuentan, Dioniso se fue de la Mesopotamia porque a la gente del lugar le gustaba más la cerveza.
Su imagen que nació humilde, descalza, siendo uno más entre la multitud de deidades, con la única originalidad de un sarmiento en la mano.
Pero su figura creció de manera incontrolable, atravesando fronteras e incrementando su poderío, y así pasó de ser el dios del vino y la vid, a simbolizar el gran poder de la naturaleza.
Conocido en Italia como Baco, el gobierno no tardó en prohibir los rituales en su honor porque se los consideraba una amenaza para la seguridad pública.
Pero resulta, que mucho antes de todo esto, en el siglo XIX a.C, se sabe que hubo en Anatolia una diosa de la vid, alegre y desprejuiciada aparecía desnuda, con cuatro alas, sosteniendo un racimo de uvas en cada mano.
No estuvo sola, en el Poema de Gilgamesh, que se remonta a unos dos mil años antes de Cristo, es Siduri, "la mujer de la vid, la que hace el vino", una señora que aparentemente se dedicaba a brindar placer, la que lleva la voz cantante en el tema.
Fuente original: El vino y la viña, Tim Unwin. Ed. Tusquets.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home