Los taninos y sus efectos saludables
Los taninos son compuestos polifenólicos y se dividen en hidrosolubles y condensados. Están presentes en muchos vegetales como en frutas, uvas, membrillos, granadas, nísperos… y en legumbres. Cómo no, también se encuentran en el vino, en el café, en el té y en el chocolate. Se detectan fácilmente por su aspereza, sequedad y amargor.
Se considera una sustancia antinutritiva, pues su unión con las proteínas y la posterior coagulación, interfieren en su digestibilidad reduciendo la absorción de ciertos minerales como el hierro. En dosis muy elevadas, más de un 5% contenido en los alimentos o más de 100 mg. diarios, puede resultar tóxico, pues pueden provocar alguna alteración digestiva, como dolor de estómago, diarrea, falta de apetito, sangre en la orina, etc., una parte de ello se debe a que afectan al crecimiento de la flora intestinal normal.
Las virtudes cardiosaludables que se otorga al vino se deben en parte a los taninos, sobre todo el vino tinto, pues éste se ha macerado con el pellejo y es la parte de la uva más rica en taninos. Además, también son parte responsable del color y del sabor del vino.
Pero los taninos tienen más efectos saludables, su acción antioxidante ayuda a prevenir enfermedades degenerativas. Reducen el colesterol, ya que se inhibe su absorción, está demostrado que una dieta en la que se introducen alimentos ricos en taninos como las uvas o el aceite de oliva, ha reducido los niveles de colesterol “malo”.
También poseen propiedades astringentes y antiinflamatorias, desinflaman la mucosa intestinal por lo que es un tratamiento eficaz contra la diarrea y también ayudan a que la sangre coagule, ejerciendo de antihemorrágico local y resultando útil contra las hemorroides.
Los taninos también ofrecen una acción antiséptica frente a bacterias, hongos y virus, las plantas que contienen taninos atacan a los microorganismos aglutinando las proteínas de su superficie y por eso estas plantas se marchitan menos.
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